14 PRESOS DE LA CÁRCEL DEL HUELVA PEREGRINAN POR EL CAMINO DEL ROCÍO DE HINOJOS.

Un camino de esperanza, de superación, de ilusión… así descubieron la mayoría de los internos esta experiencia, que gracias al Ayuntamiento de Hinojos, han hecho realidad. Una vivencia que se mantendrá en el recuerdo y en el corazón de todos los participantes durante mucho tiempo.
La mitad de los presos gozaron de su primera salida desde que ingresaron en prisión, la otra mitad, habían salido en alguna salida programada o con permisos, al tratarse de internos que están cerca de abandonar el centro penitenciario.
El Centro Penitenciario de Huelva, con la colaboración del Consistorio hinojero, y desde el Programa “Descubriendo Huelva”, ha organizado por primera vez la peregrinación a la aldea almonteña con los presos de la Unidad Terapéutica Educativa (UTE). De esta manera, la subdirectora de tratamiento, Esther Montero, pretende que esta salida programada se repita en los próximos años y se instaure como peregrinación oficial, como ya sucede con el tradicional camino de Moguer. “Estas salidas programadas son muy importantes para ellos, ya que suelen ser personas con condenas largas y es recomendable que las primeras salidas sean con técnicos y profesionales”, reseña Montero.
La peregrinación comenzó en Hinojos, tras recoger a los internos y los profesionales con vehículos municipales. En el salón de pleno, el alcalde de Hinojos, Miguel Ángel Curiel, recibió a todos los participantes, les dio la bienvenida a su municipio y les habló de la importancia del camino del Rocío que iban a realizar. Por parte de los presos, el edil hinojero recibió dos obras artesanales, una de madera y otra de cerámica, con el escudo de Hinojos que ellos mismos habían realizado en los talleres del centro. Un instante emotivo entre todos los presentes.
A partir de este momento, comenzó la andadura de los 21kms que separan a Hinojos de El Rocío, y sin ninguna baja todos alcanzaron el recorrido a pie por el interior del Parque Natural de Doñana. El teniente alcalde, José Antonio Pérez, y el alcalde, Miguel Ángel Curiel, fueron los encargados de controlar los coches escobas. Por su parte, el responsable del camino, Francisco Franco, organizó las distintas paradas y el sesteo en el Pino de los Mil Duros.
Tras cruzar el Puente del Ajolí, donde la mayoría de los presos aprovecharon el agua del arroyo para pegarse un chapuzón, los land rover municipales trasladaron tanto a profesionales como internos a Almonte, lugar en el que aún se encontraba la Virgen del Rocío.